lunes, 22 de noviembre de 2010

José Asunción Silva

Nacido en una familia rica y culta de Bogotá, Silva, llevó una vida despreocupada, viajando a Inglaterra, Suiza, y Francia en su edad adulta temprana. Sin embargo, con la muerte de su padre y el aumento de las luchas financieras de su familia con experiencia a partir de entonces, Silva se vio obligado a regresar a Colombia. Incapaz de pagar enormes deudas de su familia, Silva aceptó un cargo diplomático en Caracas. Una vez allí, se sentía alentado por los escritores compañeros para seguir su poesía.

En 1895, el trabajo único de los grandes de la prosa de Silva se perdió en un naufragio. Fue, sin embargo, convencido de volver a escribir la novela de la memoria. En 1892, su querida hermana Elvira murió. Bajo el peso de estos dos eventos, Silva se derrumbó y se suicidó el 23 de mayo de 1896.
Escribió su primer obra, "Primera Comunión", en 1875.

Su producción poética conservada, no abundante, ha venido a quedar agrupada en tres núcleos muy distintivos: El libro de versos, lo más granado de esa producción - el mejor Silva - , que él mismo ordenó y tituló; Gotas amargas, conjunto que parece tenía destinado a mantener siempre inédito; y Versos varios, miscelánea del resto de su obra. Entre las diferentes opciones estéticas que convergen y se entrecruzan en el período modernista, este poeta colombiano apenas aparece tocado por el parnasismo y aún menos por el preciosismo exterior que tanto proliferó en los comienzos de la década del 1890 (léase su satírica "Sinfonía de color de fresa en leche"). Por el contrario, su temperamento poético, y sus lecturas y preferencias - principalmente Poe, Bécquer, el Martí de Ismaelillo (presente en su poema "Mariposas"), y en otras que más adelante mencionarán - hacen de Silva el poeta de su generación que más intuitivamente, y con mayor lucidez crítica a la vez, se entra en el ámbito del simbolismo. José Fernámdez, su alter ego en De sobremesa, define su poesía como "la tentativa mediocre de decir en nuestro idioma las sensaciones enfermizas y de sentimientos complicados que en formas perfectas expresaron en los suyos Baudelaire y Rossetti, Verlaine y Swinburne" (definición y nómina que incluyen algunas notas decadentistas, inseparables del simbolismo en sus inicios, y que revelan también el conocimiento por parte de Silva de algunos nombres capitales en otro de los ismos que se manifiesta en su obra: el prerradaelismo). O propone, ya más concretamente, algo en sí de naturaleza simbolista pero que la modernidad acentuará por cuanto literalmente reclama la participación activa de un lector-colaborador: "Es que yo no quiero decir sino sugerir (el subrayado es suyo) y para que la sugestión se produzca es preciso que el lector sea un artista". Como los simbolistas, y como todos los modernistas que a aquéllos siguieron, profesó un respeto sagrado al ejercicio de la poesía: para él, dirá, el verso es vaso santo ("Ars"); y hasta desplegó, en pareados alejandrinos de dicción e intencionalidad característicamente modernistas, una poética (de arte nervioso y nuevo) que resume la naturaleza novadora y sincrética de este modo de sensibilidad y expresividad, pero con claro énfasis en el ocultamiento y la sugestión propios del simbolismo ("Un poema").

En la mañana del 24 de mayo de 1896, una empleada del hogar encontró a Silva muerto en su cama; el mismo se dió un tiro en el corazón. Hay muchas razones de su suicidio, incluyendo la muerte de su hermana Elvira, la pérdida de casi toda su obra cuando su barco se hundió cerca de una llave en el mar Caribe, y sus deudas. Antes de su muerte, le pidió a su médico confidencial para marcar el lugar exacto de su corazón.
Fue enterrado en el Cementerio Central de Bogotá. Tal vez su legado más importante es la casa donde vivía, que se ha convertido en un museo.

Tomado de Wikkipedia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario